sábado, 4 de junio de 2011

Las Moscas - Javier Heraud

Claro, señorita mosca,
Ud. vuela graciosamente,
Ud. se dibuja en el aire,
se dibuja con su sombra
movediza en las paredes,
Ud. parece reirse de mí,
porque yo ni la miro
débilmente,
y Ud. se posa sobre mi hombro
y hasta diría le gusta,
ay señorita mosca,
que yo le ponga
inútilmente mi mano
para matarla,

pues Ud. se ahuyenta,
levanta el vuelo,
y se posa sobre mi pan,
mis tostadas, mis libros
que aguardan su llegada.
¡Ay! señorita mosca,
me dicen que Ud. puede
traer males terribles,
pero yo no les creo,
y a donde suelo ir
la encuentro
nuevamente, molestando con sus
alas.

Y claro
sólo los tontos
compran rejilla con mango,
o un periódico viejo,
y la persiguen
hasta que la ven caer,
moribunda.

Es oficio de ociosos,
eso de matar moscas
diariamente,
pues Ud., señorita mosca,
no asusta ni a las vacas
ni a los perros.

Pero le advierto:
si algún día yo pudiera,
reuniría a todos los sabios
del mundo,
y les mandaría fabricar
un aparato volador
que acabaría con Ud. y sus
amigas para siempre.

Sólo espero no alimentarla
y no verla en mis entrañas,
el día que si acaso
me matan en el campo
y dejan mi cuerpo bajo el sol.

5 comentarios:

  1. Excelente poesía de J.Heraud, es tan cristalina.

    Y claro
    sólo los tontos
    compran rejilla con mango,
    o un periódico viejo,
    y la persiguen
    hasta que la ven caer,
    moribunda.

    Este verso me parece el mejor. Y no deja de ser verdad.

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    1. Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

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  2. FUE MUY BUENA SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII LOLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLLL

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  3. alguien me puede ayudar a saber que es lo que ha querido que entienda el levtor o cual es su interpretacion por favor ayudanme

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  4. Javier quiso expresar su intimidad con los pequeños animales, en este caso, las moscas, así como también lo hizo en otro poema suyo, el de las cucarachas. Pero este poema tiene un giro especial, que sólo toma pleno sentido en los últimos versos. Como siempre, Javier tiene una capacidad para darle vida a cada verso y palabra utilizada, tanto en valor poético como en carga conceptual. Pues, en el final del poema, reconoce que las moscas aparecen sobre los cuerpos muertos, pero sobre todo, reconoce y profetiza su propia vida, que es su propia muerte en Puerto Maldonado, cuando seguramente lo dejaron bajo el sol, y donde posiblemente alguna mosca se posó sobre él y su poesía muerta, es decir, su propia vida.

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